lux et fantasy




Es recurrente que en algún sueño pasajero, tenga la idea de vivir con alguna acción hipócrita sobre las cosas que veo; con la idea de condescender ante la perversión de mis sentidos y dejarme humillar por una anarquía a costa de mi dignidad; no es victimización o un mecanismo de defensa el hecho de desligarme de la responsabilidad de mis acciones; o si eso pareciere la verdad de tras de la falsa personalidad que evoco cuando deseo simplemente saborear los manjares de la realidad.

Dicho de otra manera, la necedad por mantener una aspiración cómo combustible de mis acciones y una necedad insaciable por imponer mis deseos sobre todas cosas, y ahí en esa mezcolanza la dulzura de la razón que me evita conflictos pero me retrasa en acciones, cultivadas por los sentidos pervertidos y sin ninguna limitación más que mi esporádica y aparente chispa de voluntad.

Seamos sinceros, quién de ustedes y en todo caso aquellos que lo puedan hacer, pudieran desprenderse de la máscara, la fantasía mezclada con la realidad que con esfuerzo mal direccionado generaron a aquel personaje de ficción que es el hombre; hipocresía; sobre el deseo de reconocimiento o una sed de sangre pura.

Y la luz, o el conocimiento, la sabiduría o la claridad no importa como se le llame a esa chispa de presencia que hace reflexionar al hombre, en causa de sus acciones o deseos, es intransitable, como un sendero lleno de rocas y piedras que cada ves son mas molestas de caminar, como el remordimiento o alguna que otra creencia basada en cúmulos de estereotipos familiares y sociales, y sobre todas las cosas el odio y la necedad de representar lo que no se es.

No me sería tan irritante si alguna que otra persona, quiera ser un Alejandro, o un zeneca, quizás un Giordano o un galileo, si quisiera ser incluso un jesús o de perdida un hombre simple, un estratega o un hábil comerciante, digamos que algo digno de la naturaleza humana.

Pero no es común algo así, ni siquiera es común profundizar en la propia naturaleza de nuestras acciones, preferimos la fantasía, la idea resulta de que seremos en el futuro una versión superior por mera arte de magia, mientras nos golpeamos de forma directa a esas rocas, y seremos; pero a quien le digo eso, en todo caso sería el hombre en su totalidad, pero en realidad solo me habló a mí mismo, testando de ser varios hombres en uno solo, la falsa esperanza de la razón puesta a disposición de diferentes perspectivas de un mismo ser, y no llego a ningún lugar.

De cierta forma visito casi a diario aquel interior donde se guarda oculta mi naturaleza y busco como si fuera un artesano minero aquella cualidad que me resulte lo suficientemente dulce y hermosa para poder ser un humano, sin embargo, aunque rectifique mis métodos una y otra ves aún me siento lejano, distante ante la posibilidad de encontrar algo valioso y es por tal motivo que lo único que e encontrado y que no se adecua a la versión de la idea original es la inferencia.

No espero nada y es por eso que puedo sentir felicidad, y como espero nada puedo hacer todo, e incluso me puedo dar el lujo de vivir en las ideas de ves en cuando, ya que reconozco su inutilidad y la utilidad de la sana esperanza, acuñado eso la única cualidad que me gusta de mi mismo es la necedad, de ser un hombre necio, tal cual lo dice Erasmo, la necedad del hombre es mi motivación de vivir.

Aquellos cúmulos de claridad y fantasía es lo que permite al hombre ser un hombre, pues que sería si solo fuera razón absoluta o fantasía absurda, dicho esto se puede encontrar un rastro de aquella cura de la hipocresía en la reflexión de la verdadera razón por la cual queremos ser humanos; la verdad escondida por nuestra doxa y fanatismo.

mea phantasia rationalem hominem esse et lucem germinatam cum spe liberare.


Raymundo Roldán Nava